El pasado 16 de julio, precisamente para las vacaciones de medio período de los(as) escolares y colegiales del país, surgió una visita inesperada, en horario matutino y bajo la lluvia; al Parque Zoológico y Jardín Botánico Simón Bolívar, San José.
Al llegar, lo primero que hice fue preguntar por un "Brochure" o panfleto de información turística. El Oficial de Seguridad, que también podría fungir como "recepcionista", procuró dirigirme hacia la "oficina de información". Sin embargo, es siempre práctico consultar por las direcciones o podría parecer más fácil para algunas personas; recordando aquel popular refrán en nuestra sociedad de que "preguntando se llega a Roma", debido a que en las instalaciones las rotulaciones para los(as) visitantes son casi escasas.
Es por eso, que mientras se busca a la persona encargada de la información, la primera impresión al público son unas tiendas o toldos de comidas ("antojitos"); los que atraen la atención por lo pintoresco y particularidad; como también es un atractivo la estatua de Simón Bolívar, la cual presenta una placa con la siguiente frase: "Embajada de la República Bolivariana de Venezuela. San José, 5 de julio del 2010, en la Paza Bicentenaria".
La razón, de no poder obtener el solicitado brochure, es porque como según dijo la encargada (no identificada) "están por llegar", aunado a que se limitan a brindar mayor información necesaria, tanto para el turismo como de interés público; y tan sólo se informan los horarios y las tarifas de ingreso al zoológico metropolitano, puesto que se debe cumplir con un exhaustivo protocolo (al menos para el turista) de autorización hacia la dirección respectiva.
No obstante, una vez que se emprende el recorrido por los senderos, no puede pasar desapercibido el Río Torres que fluye al borde del zoológico; aunque tristemente no es por su atractivo, belleza natural o biodiversidad sino más bien por su vista desagradable, un escenario natural que causa incertidumbre, impotencia por la cantidad de sólidos no biodegradables a orillas y dentro de éste afluente, inclusive por el evidente mal estado; deterioro físico y del hábitat de las especies de flora y fauna (muy reducidas también).
De acuerdo a ésta reciente visita y la experiencia vivida, inevitablemente esto conlleva a cuestionar lo siguiente ¿Por qué y cómo es que un centro turístico estatal de recreación familiar y con afluencia de visitantes extranjeros se exhibe en condiciones no tan óptimas?
Abierto: 9:00 a.m. - 4:00 p.m., de domingo a lunes.
Tarifas:
Abierto: 9:00 a.m. - 4:00 p.m., de domingo a lunes.
Tarifas:
- Adultos y mayores de 12 años, 2100 colones.
- Niños(as) de 3 - 11 años, 1400 colones.
- Menores de 3 años no pagan.
Que lamentable realidad.!!
ResponderEliminarA la mayoría de los ticos pareciera no importarnos mucho ya que desde siempre hemos estado acostumbrados a ese mismo estado del zoológico, pero me imagino que para un turista acostumbrado a visitar instalaciones de otro calibre en distintas partes del mundo, si debe ser algo "frustrante" llegar a un lugar en ese estado de abandono.
Lástima que nuestras autoridades no puedan ver siempre más que el árbol que tienen al frente y nunca vean el bosque completo, porque creo que si vale la pena rescatarlo !!
Gracias por ésta crónica !!